Javier Monjas relata en su nuevo libro un episodio hasta ahora desconocido, el motín de la ciudad en 1855, cuando el Congreso eligió a Ávila como estación intermedia del ferrocarril del Norte
El Adelantado 24/11/2016
A las diez de la noche del 10 de noviembre de 1855, una
multitud comienza a gritar frente al cuartel de la Milicia Nacional de Segovia,
situado en la actual plaza de Los Huertos. El motivo de aquella algarada debe
situarse unos días antes, el 6 de noviembre, cuando el Congreso de los
Diputados decide que la prevista línea férrea del Norte pase por Ávila y no por
Segovia.
El periodista y escritor Javier Monjas Blasco ha relatado
ahora este episodio, nunca antes contado, en su nuevo libro, ‘Segovia contra Segovia’,
donde escribe de la que considera “la peor crisis vivida por la ciudad desde
las revueltas comuneras” del siglo XVI.
Cuando la ciudad conoció la decisión del Congreso de los
Diputados “enloqueció”, en primer lugar contra los hombres que habían tolerado
tan apocalíptico fracaso. En medio del tumulto, una voz se levanta exigiendo
“dos tiros” para el primer comandante de la Milicia Nacional y diputado a
Cortes Valentín Gil Vírseda, quien se ve forzado a firmar el abandono de su
escaño. La ira contra Gil Vírseda era debida, fundamentalmente, a que éste no
había asistido en el Congreso al debate sobre tan vital asunto para Segovia.
Pero la indignación no se centró únicamente en Gil Vírseda.
También estaba en la diana el gobernador civil, Ceferino de la Avecilla,
natural de Salamanca, una provincia que desde siempre había defendido la
‘opción Ávila’, por ser más beneficiosa para sus intereses. La turba pidió la
dimisión del “traidor” De la Avecilla, y éste acabó siendo cesado en las pocas
semanas.
La tensión llegó a ser máxima. En una dramática comunicación
al Congreso, el Ayuntamiento de Segovia se muestra “preocupado” por lo
sucedido, asegurado que el Ejército estaba “sobre las armas”, pero que era
“insuficiente” para reprimir la revuelta sin “enrojecer las calles” con “los
tiros de la metralla”.
Durante unas semanas, en Segovia hubo “una lucha de todos
contra todos”, aunque la sangre no acabó llegando al río. Y, por extraño que
pueda parecer, nunca jamás llegaron a entrar aquellos acontecimientos en los libros
de historia, ni en los artículos de expertos, ni en los ensayos académicos.
“El episodio resultó tan traumático que fue inmediatamente
enmudecido, y así fueron olvidadas aquellas sombrías ocho semanas en que
Segovia se había revuelto contra Segovia”, dice Monjas, quien en una de sus
visitas a los archivos se encontró esta “fascinante realidad oculta”, de la que
ha estado “tirando del hilo” durante casi año y medio.
Monjas quiere advertir que aquellos sucesos coinciden en el
tiempo con la decisión de desmantelar la Casa de la Moneda. “En una ‘Semana
Trágica’, Segovia perdió el símbolo de su pasado industrial, la Ceca, y la
esperanza de su desarrollo, el ferrocarril”, concluye.